Artistas de las segundas vidas


El arte reciclado y esa corriente que, de un tiempo a esta parte empuja al redescubrimiento de los objetos cotidianos, y a la elevación de retales, residuos, maderas viejas o hasta escombros de obra a la categoría de pieza artística, no es en sí mismo nada nuevo. 

Ya el arte pobre (‘arte povera’) de los 60 se sirve de materiales humildes del entorno cotidiano para crear nuevas piezas como manifestación contra el gran consumo y la monotonía que impone la producción en serie. 

En la actualidad, se multiplican en Zaragoza las iniciativas creativas y divulgativas que ponen en relación arte y reutilización, instando a la reflexión sobre las segundas vidas de los objetos y promoviendo la creatividad del "háztelo tú mismo" a partir de despojos en numerosos talleres.

Pero, ¿cuándo un desecho pasó a la categoría de obra de arte? En Zaragoza, un puñado de mentes inquietas y activas despuntan con voz propia en la corriente artística del arte reciclado.

El Aula de Medio Ambiente Urbano La Calle Indiscreta acoge hasta el próximo 22 de junio 'El cartón se esculpe', de Conchita de la Cueva. La pintora, en su "necesidad dar cuerpo y tridimensionalidad a las formas", tira del cajón de su fascinación por elementos de apariencia inerme -cartones, papeles y vigas de madera abandonadas de casas viejas del Pirineo-, para convertirlos en un desfile de cabezas, basadas en la concepción espacial de Gargallo. "Pasar del plano al espacio caracteriza mi forma de hacer", explica la artista, produciendo así representaciones intensas, de líneas marcadas y profunda carga filosófica.


Seguir leyendo en Heraldo.es


Comentarios