Las bibliotecas son sitios mágicos, estoy segura de ello. Incluso las más feas, las más anticuadas, esas que se caen a pedazos, todas y cada una de ellas tiene algo especial y es que nos sirven de puerta de entrada a otros mundos. No es extraño, entonces, que además de recibir con los brazos abiertos a los lectores hagan lo mismo con los escritores. A mí la idea me parece absolutamente maravillosa, la verdad.
La idea es de la Biblioteca Pública de Cincinnati, en concreto de su directora Kimber L. Fender, que ha pensado en crear un programa de residencia para escritores siguiendo el ejemplo de otros programas parecidos que existen en museos. Esta beca cuenta con una dotación de 10.000 dólares y a cambio el escritor seleccionado deberá dirigir un taller de escritura creativa, dar charlas en al menos cuatro ocasiones y asistir a actos especiales de la biblioteca. El elegido se dará a conocer en estos días y gracias a la donación de filántropos locales el programa podrá continuar durante tres años.
Algo parecido es lo que tiene pensado la editorial Coffee House Press, aunque en este caso la residencia se llevará a cabo en la Poets House de Nueva York. Esta editorial lleva tiempo poniendo en marcha este tipo de becas y su intención es aumentar el número de bibliotecas interesadas en colaborar con ellos. A mí si me pagan el alojamiento y me dan algo de comer de vez en cuando ni me lo pienso, qué queréis que os diga...
Evidentemente, este tipo de iniciativas me parecen maravillosas y me encantaría que se hicieran muchas, muchas más. Por supuesto, preferiría que se hicieran en nuestro país (y que me dieran la oportunidad de participar, claro) y que, por ejemplo, cada ciudad contara con un pequeño presupuesto para becar a escritores locales. El beneficio sería mutuo, para el escritor y para la biblioteca y todo el mundo tan contento. Ahora sólo nos falta conseguir los fondos, que creo que va a ser lo más difícil.
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