En el número 30 de Fabianinkatu, de Helsinki, está el penúltimo paraíso de la lectura. Kaisa. Ese es su nombre. Un lugar donde la gente lee por estudio o placer, aunque pareciera que también por contagio, por el deseo de formar parte del espíritu de la arquitectura de ese edificio de siete plantas para integrarse en él en su forma y fondo. Kaisa es una analogía entre imagen y libro que acaba de cumplir dos años. Y no solo es la Biblioteca Central de la Universidad de Helsinki, sino también el premio a una de las poblaciones con más altos índices educativos y de amor a los libros: cada finlandés lee una media de 47 libros al año (en España son 10).
Kaisa es el penúltimo regalo a un país cuyos cinco millones y medio de habitantes sienten como un orgullo nacional el sistema de bibliotecas que ya alcanza las 948, entre las del sistema escolar, universitario y público (es decir, 17 bibliotecas por cada 100.000 habitantes; mientras en España hay 6.608, es decir, 14 por cada 100.000). Finlandia es un país con dos lenguas oficiales, finés y sueco, que en los últimos años ha sumado a la educación y la lectura otro orgullo: una generación de escritores que sin aspavientos seduce cada vez más a los lectores de medio mundo. Y eso se escenificará en la Feria de Fráncfort, del 8 al 12 de octubre, donde Finlandia es el invitado de honor, al que asistirá con 60 autores, 30 bibliotecarios, 37 editores y un variado programa de actividades culturales.
Aunque su creación literaria apenas llega al siglo y medio, su literatura contemporánea es vibrante, y va mucho más allá de la popular Sinuhé, el egipcio, de Mika Waltari. Desde Fráncfort se recordarán o descubrirán nombres como los del fundador de la literatura de Finlandia, Aleksis Kivi; clásicos como Aino Kallas; maestros contemporáneos como Arto Paasilinna; hasta los más traducidos y premiados estos años como Sofi Oksanen, Tuomas Kyrö, Katja Kettu, Riikka Pulkkinen, Leena Parkkinen, Jari Ehrnrooth, Anja Snellman…
Gracias a Cristina Puig por el enlace :-)
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