Outings: El arte de liberar a los personajes secuestrados en los museos

La historia por la que el artista y cineasta Julien de Casabianca empezó con su proyecto, Outings, es algo así como un cuento medieval escrito en las páginas del siglo XXI:
«Comencé porque vi a un bella muchacha en una pared, prisionera en una pintura, en un marco, prisionera en un castillo llamado Le Louvre», narra su aventura a Yorokobu este caballero francés contemporáneo. «Tuve la necesidad como príncipe azul de liberarla. Todo empezó como un broma, pero cuanto la pegué en la calle, el acto fue en sí una revelación. Hay un poder insospechado en ello».

Casabianca es el hombre responsable de que en los últimos meses ciudades de todo el mundo hayan empezado a transformar sus calles en museos clásicos a la intemperie. No todos los resultados son suyos. Él mismo abrió la propuesta a cualquier voluntario con el propósito de que entre todos no quedaran muros abandonados sin aspiraciones a galería.

A aquella chica encerrada que vio en el Louvre el autor le hizo una fotografía, la imprimió y la pegó en una pared de la calle. Después probó con muchas más. Eso mismo pide a sus seguidores que hagan con la intención de «convertir los cuadros clásicos de los museos en arte urbano, donde puedan recibir la renovada atención que merecen», cuenta el ideólogo.

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