FUENTE: H. de A. Jueves, 22 de febrero de 2006
Con alivio, con gozo, como si dijese "al fin", la zaragozana Ana Lóbez Cuadrado ha cumplido uno de sus sueños: ha visto como sus ilustraciones, su universo tan colorista y casi naïf, colmado de gracia, ha pasado a un libro. Llevaba tiempo buscando eso. Llevaba tiempo anhelando que su forma de trabajar, esquemática pero sugestiva, fresca pero activa como un incendio de luces, tuviese el soporte de papel.
Aquí está ya "Noel, el león que no sabía rugir" (San Pablo. Colección La Brújula, 2007), con textos de Daniel Nesquens, la histoia del león Noel, y su primo Noelio, que viven en la selva. Noel no sabe rugir y eso le traumatiza, y le lleva a desplazarse y a relacionarse con la jirafa, las cebras o los pájaros. Ese defecto activa una peripecia, a la que Ana Lóbez presta su magia, su sentido del color, su elegancia, la depuración adelgazada como hierros de Julio gonzález de ana Lóbez. El libro se completa con una colección de preguntas y un retrato del escritor y de la ilustradora y pintora, que de pequeña "pintaba en las paredes e su casa. Pintaba leones, pero también pintaba semáforos".
Más tarde, Ana Lóbez estudió Bellas Artes en Madrid, visitó la National Gallery de Londres y aprehendió la luz y la lumbre del cuadro "Campo de trigo con ciprés" del maestro Vincent Van Gogh.
Y empezó poco después a ilustrar, con sus cajas de cerillas, con abanicos, con sus cofres de dibujos.
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