En la foto, Cristina Durán, Lalo Kubala, Carlos Ortin, José Luis Ágreda y Pablo Auladell..
El pasado viernes 16 de noviembre tuvo lugar en el salón de actos de la SGAE una jornada sobre ilustración en la que se celebró una interesantísima mesa redonda con ilustradores de reconocido prestigio nacional y socios de APIV, moderada por su presidenta y también ilustradora Cristina Durán. Los invitados, Ladislao Kubala, Carlos Ortin, José Luis Ágreda y Pablo Auladell, son sobradamente conocidos tanto por su larga trayectoria profesional como por los medios en los que trabajan.
Esta mesa se enmarca dentro de la campaña divulgativa impulsada por FADIP, que pretende difundir en todo el estado los resultados del Estudio Económico sobre la Ilustración en España, elaborado por dicha Federación. Esta campaña comenzó en Galicia en octubre de este año y está recorriendo varias ciudades como son Valencia, Barcelona, Bilbao y Madrid, siendo ésta última ciudad donde tendrá lugar el cierre el día 10 de diciembre con la presencia de Javier Gutiérrez Vicén (VEGAP) y el gran Antonio Fraguas FORGES.
En la mesa redonda se trataron diversos temas relacionados con la profesión y su dimensión económica, social y cultural.
Para Ladislao Kubala, que se considera a sí mismo un «historietista», fue su colaboración con El Jueves lo que le permitió dedicarse al mundo del cómic. Aunque no se considera un buen dibujante en el sentido técnico, se sintió afortunado cuando por casualidad comenzó su carrera en dicha revista gracias a que las historietas que publicaba en fanzines gustaron a los editores de El Jueves. A partir de ese momento, una vez a la semana, podemos disfrutar de las desventuras de Palmiro Capón, su personaje y un poco alter ego del propio Kubala. Cuando se le preguntó por las condiciones laborales y la relación contractual que mantiene con la revista, comentó que se considera muy bien tratado. Trabaja con gente que respeta su condición de autor y sus derechos. Cristina Durán quiso saber además cual es su mejor y su peor momento dentro de la cotidianidad de su trabajo. Lalo lo tiene claro: el peor momento es enfrentarse al papel en blanco, y el mejor, cuando ve su trabajo terminado.
Pablo Auladell, 2º Premio Nacional de Ilustración, nos contó como fueron sus difíciles inicios en su ciudad natal Alicante. Su decisión de dedicarse profesionalmente a la ilustración no fue «tomada en serio» por su familia, que no entendían muy bien cómo lo que ellos consideraban una simple afición podía convertirse en el sustento de una persona. Se le preguntó en que manera el 2º Premio Nacional de Ilustración había afectado a su carrera. Para Auladell, «el premio te da confianza, pero no te llueven las ofertas como se le presupone a un galardón de tales características». Para él, existen dos tipo de trabajos: el «alimenticio», trabajos diarios que le permiten tener una fuente de ingresos periódica. Y trabajos «interesantes», es decir, proyectos con los que un ilustrador se siente retado y que le permite volcar lo mejor de sí mismo. Sin estos trabajos «alimenticios», difícilmente se pueden aceptar trabajos «interesantes», ya que llevan más tiempo de elaboración, son mucho más complejos y normalmente menos rentables económicamente.
José Luis Ágreda, ilustrador de el País Semanal en la columna de Maruja Torres, también nos contó cómo la colaboración con un periódico de tirada nacional supone para él un fuerte colchón dentro de su profesión. Aparecer todas las semanas en una publicación mediática ha permitido además que otros clientes como editoriales y directores de arte le llamen para trabajar en otros proyectos.
La fluida conversación entre los invitados hizo que surgieran entre el público cuestiones sobre el trabajo diario de un profesional de la ilustración. Una de las que más diálogo suscitó fue el «victimismo» que algunas veces sufre el ilustrador. La mala situación y la precariedad con la que se trabaja habitualmente en el ámbito de la ilustración gráfica hace que muchas veces sobresalga más que los logros que entidades como las asociaciones profesionales consiguen tras arduas luchas. Carlos Ortin, también 2º Premio Nacional de Ilustración y ex-presidente de FADIP, apuntó de manera irónica que el ilustrador es en ocasiones «el culpable» de la situación en la que se encuentra dentro de su ejercicio profesional y animó a los jóvenes ilustradores a que exijan a sus clientes condiciones dignas a la hora de afrontar un encargo. La ausencia de contrato y la mala explotación de los derechos de autor son temas que deben erradicarse a base de esfuerzo y de «plantar cara» a los clientes. Si un ilustrador joven, en sus inicios acepta malas condiciones laborales, será muy difícil que luego vea mejorar su situación. Por otra parte, quedó claro que los datos del estudio económico no mienten. La ilustración gráfica en España, pese a generar cuantiosos beneficios, es precaria a nivel profesional, tal y como demuestra el estancamiento de las tarifas de precios en diferentes ámbitos (prensa, editoriales, publicidad…), así como el incumplimiento en muchas ocasiones de los derechos de autor reflejados en la Ley de Propiedad intelectual.
El trabajo diario de las Asociaciones Profesionales se ha descubierto fundamental para que los profesionales de la ilustración no se encuentren solos ante un ámbito al que le queda mucho camino por recorrer.
Fuente: http://www.fadip.org/
El pasado viernes 16 de noviembre tuvo lugar en el salón de actos de la SGAE una jornada sobre ilustración en la que se celebró una interesantísima mesa redonda con ilustradores de reconocido prestigio nacional y socios de APIV, moderada por su presidenta y también ilustradora Cristina Durán. Los invitados, Ladislao Kubala, Carlos Ortin, José Luis Ágreda y Pablo Auladell, son sobradamente conocidos tanto por su larga trayectoria profesional como por los medios en los que trabajan.
Esta mesa se enmarca dentro de la campaña divulgativa impulsada por FADIP, que pretende difundir en todo el estado los resultados del Estudio Económico sobre la Ilustración en España, elaborado por dicha Federación. Esta campaña comenzó en Galicia en octubre de este año y está recorriendo varias ciudades como son Valencia, Barcelona, Bilbao y Madrid, siendo ésta última ciudad donde tendrá lugar el cierre el día 10 de diciembre con la presencia de Javier Gutiérrez Vicén (VEGAP) y el gran Antonio Fraguas FORGES.
En la mesa redonda se trataron diversos temas relacionados con la profesión y su dimensión económica, social y cultural.
Para Ladislao Kubala, que se considera a sí mismo un «historietista», fue su colaboración con El Jueves lo que le permitió dedicarse al mundo del cómic. Aunque no se considera un buen dibujante en el sentido técnico, se sintió afortunado cuando por casualidad comenzó su carrera en dicha revista gracias a que las historietas que publicaba en fanzines gustaron a los editores de El Jueves. A partir de ese momento, una vez a la semana, podemos disfrutar de las desventuras de Palmiro Capón, su personaje y un poco alter ego del propio Kubala. Cuando se le preguntó por las condiciones laborales y la relación contractual que mantiene con la revista, comentó que se considera muy bien tratado. Trabaja con gente que respeta su condición de autor y sus derechos. Cristina Durán quiso saber además cual es su mejor y su peor momento dentro de la cotidianidad de su trabajo. Lalo lo tiene claro: el peor momento es enfrentarse al papel en blanco, y el mejor, cuando ve su trabajo terminado.
Pablo Auladell, 2º Premio Nacional de Ilustración, nos contó como fueron sus difíciles inicios en su ciudad natal Alicante. Su decisión de dedicarse profesionalmente a la ilustración no fue «tomada en serio» por su familia, que no entendían muy bien cómo lo que ellos consideraban una simple afición podía convertirse en el sustento de una persona. Se le preguntó en que manera el 2º Premio Nacional de Ilustración había afectado a su carrera. Para Auladell, «el premio te da confianza, pero no te llueven las ofertas como se le presupone a un galardón de tales características». Para él, existen dos tipo de trabajos: el «alimenticio», trabajos diarios que le permiten tener una fuente de ingresos periódica. Y trabajos «interesantes», es decir, proyectos con los que un ilustrador se siente retado y que le permite volcar lo mejor de sí mismo. Sin estos trabajos «alimenticios», difícilmente se pueden aceptar trabajos «interesantes», ya que llevan más tiempo de elaboración, son mucho más complejos y normalmente menos rentables económicamente.
José Luis Ágreda, ilustrador de el País Semanal en la columna de Maruja Torres, también nos contó cómo la colaboración con un periódico de tirada nacional supone para él un fuerte colchón dentro de su profesión. Aparecer todas las semanas en una publicación mediática ha permitido además que otros clientes como editoriales y directores de arte le llamen para trabajar en otros proyectos.
La fluida conversación entre los invitados hizo que surgieran entre el público cuestiones sobre el trabajo diario de un profesional de la ilustración. Una de las que más diálogo suscitó fue el «victimismo» que algunas veces sufre el ilustrador. La mala situación y la precariedad con la que se trabaja habitualmente en el ámbito de la ilustración gráfica hace que muchas veces sobresalga más que los logros que entidades como las asociaciones profesionales consiguen tras arduas luchas. Carlos Ortin, también 2º Premio Nacional de Ilustración y ex-presidente de FADIP, apuntó de manera irónica que el ilustrador es en ocasiones «el culpable» de la situación en la que se encuentra dentro de su ejercicio profesional y animó a los jóvenes ilustradores a que exijan a sus clientes condiciones dignas a la hora de afrontar un encargo. La ausencia de contrato y la mala explotación de los derechos de autor son temas que deben erradicarse a base de esfuerzo y de «plantar cara» a los clientes. Si un ilustrador joven, en sus inicios acepta malas condiciones laborales, será muy difícil que luego vea mejorar su situación. Por otra parte, quedó claro que los datos del estudio económico no mienten. La ilustración gráfica en España, pese a generar cuantiosos beneficios, es precaria a nivel profesional, tal y como demuestra el estancamiento de las tarifas de precios en diferentes ámbitos (prensa, editoriales, publicidad…), así como el incumplimiento en muchas ocasiones de los derechos de autor reflejados en la Ley de Propiedad intelectual.
El trabajo diario de las Asociaciones Profesionales se ha descubierto fundamental para que los profesionales de la ilustración no se encuentren solos ante un ámbito al que le queda mucho camino por recorrer.
Fuente: http://www.fadip.org/
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