Luis Díez lleva toda su vida rodeado de vinilos y de pinceles. Nunca ha sabido pintar sin música, al igual que nunca ha sabido escuchar música sin su cuaderno de bocetos entre las manos. Los emborrona con mucho arte, desde luego. Desde hace algunos años se dedica profesionalmente a la pintura y a la ilustración, y su melomanía siempre ha estado presente en sus trabajos. Claros ejemplos son su exposición en la galería de Pepe Rebollo titulada 'The Feel Good Revolution' o la exposición 'Diez años foca en un circo' en la Sala CAI Barbasán. En la primera, cada cuadro representaba alguna banda inspiradora para sus obras, como los Bright Eyes de Conor Oberst, Songs: Ohia o Bonnie 'Prince' Billy. La segunda fue un trabajo conjunto con el músico y escritor Julio de la Rosa. Pintó doce canciones inéditas de Julio, introduciendo en los cuadros algunos textos, y cerrando así un círculo de poesía, pintura y música.
También se conoce a Luis por ser el creador de las imágenes de los discos de artistas como Niños del Brasil, Bronski o más recientemente, Nacho Vegas. Además, se ocupó del 'atrezzo' plástico de la gira 'El viaje ninguna parte' de Enrique Bunbury y ha trabajado como ilustrador para revistas musicales de tirada nacional como 'Mondo Sonoro' o 'Rolling Stone'.
Actualmente expone tres obras en el Centro de Historia de Zaragoza, en la exposición '15 aniversario de Grabaciones en el Mar'. Ha hecho su interpretación de los dos últimos fichajes del sello: Bigott y Copiloto, y ha retratado a Sergio Algora tal y como se lo imaginaba dentro del universo personal del polifacético cantante y escritor. Recientemente obtuvo el primer premio de la reunión anual de artistas de Uncastillo. Prepara tres ambiciosos proyectos relacionados con la literatura que verán la luz a lo largo del próximo año.
Heraldo. Muévete.
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