En Valdespartera, cada día hay más animación. No solo por la llegada del tranvía, sino también por el trabajo de uno de sus vecinos, Pedro Santero. ¿Tiene un bar o una sala de fiesta infantil? No. Se dedica a animar… los dibujos. Desde su casa, desarrolla proyectos que luego se ven en Grecia, Rumanía, Argentina o Sudáfrica. Todo en continuo movimiento: los muñecos que lleva a la vida a través del ordenador y la venta de sus campañas al extranjero. «Yo pierdo la pista de los lugares donde se emiten», reconoce.
Implicado en muchos ‘spots’ televisivos, lo suyo es casi de ficción. Se metió en el mundillo por su cuenta y, hace cinco años, creó una página de internet donde mostraba algunos trabajos. De allí, le empezaron a contratar empresas de publicidad del país. «Me mandan las ideas, los ‘storyboards’, y me dedico a desarrollar el movimiento, los efectos, las ilustraciones de fondo. Y se lo devuelvo terminado, a falta de que ellos pongan la marca y el mensaje publicitario», explica.
Así, ha recreado un castillo de Sudáfrica y lo ha reconvertido en un comercial con la estética de ‘Tron’, ha hecho publicidad de una marca de bebida para internet, ha realizado una campaña para un número de teléfono, ha puesto a bailar a la mascota para un anuncio de una firma de pañales… «Yo no tengo nada asegurado, me van llegando encargos. A veces, no llegan a ver la luz, pero al menos a mí me pagan igual –bromea Pedro–. He llegado a estar en reuniones a través del teléfono y a estar integrado dentro de un equipo de una agencia… ¡sin ponerle cara a nadie!». Él mismo se pone en contacto con un homólogo mexicano, al que también encontró por internet, y que nunca ha visto, para que le ayude cuando no llega a todo.
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