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Diego Lara (Madrid, 1946-1990) fue un diseñador pretecnológico excepcional: su trabajo en proyectos como la editorial Nostromo, la revista Poesía, el periódico Buades o la Fundación March marcó un hito en su oficio. Simultáneamente a su labor profesional desarrolló una obra plástica proscrita pero fruto de "los mismos cortes de tijera… de los mismos golpes de vista". A mi juicio, esta manera de pintar o escribir fuera del ámbito público demuestra una particular preocupación por la "posteridad", una preocupación propia de la tradición de los artistas escépticos que tratan de esquivar las dificultades que plantea la palabra "artista". Es probable que sea esta la idea central de “donde dije Diego”.
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No es casual que todo lo publicado sobre Diego Lara haya aparecido tras su muerte. Tampoco lo es que esa parte, digamos, oculta sea la más reveladora y, por tanto, de la que mayor provecho he sacado para montar este tebeo. Todo lo que he puesto en viñetas son mis especulaciones sobre una figura que ha trascendido hasta aquí a través de anécdotas, poemas y dibujos.
Del material que estuvo a mi alcance he discriminado sólo aquel que me permitía hablar de algunos asuntos que entendí eran de mayor interés, sin nunca haber pretendido perseguir la verdad. En definitiva, me he tomado la libertad de considerar a Diego Lara como un personaje de ficción.
Sólo hay un caso en el que deliberadamente he preferido respetar el "original": mientras pensaba en la propuesta de sello de correos para la portada del libro decidí que el personaje debía tener el aspecto de Diego Lara o, por mejor decir, la pose que había adoptado Diego Lara en las fotografías. Me pareció que esas gafas oscuras, el cigarro, el gesto austero, serían fáciles de reproducir en los dibujos en blanco y negro.
Esta idea del sello está inspirada en las dos figuras más recurrentes de los collages que Diego Lara firmó en los setenta, figuras gemelas a las que José Guerrero bautizó como los "ladrones de sellos". Son dos rostros de los que la policía usa para reconocer criminales. Dos máscaras que Diego Lara adoptó, y utilizó en un juego de identidades (uno de tantos). En esta ocasión se impuso la "máscara" genuina de Diego Lara.
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