De grandes maestros para locos bajitos

Si usted ve en una colección de libros los nombres de Luigi Pirandello, Oscar Wilde, Leonardo da Vinci, Fernando Pessoa, Dante Alighieri, Máximo Gorki, Marguerite Yourcenar, Nikolái Gógol, Virginia Wolf, Luis Mateo Díez, Antonio Ferres, Antón Chéjov, Alexander Pushkin, Elsa Morante, Honoré de Balzac, Prosper Mérimée, Émile Zola o Dino Buzzati, por citar solo algunos, pensaría con fundamento que dicha colección no solo es buena sino extraordinaria. Y si después se diera cuenta de que la colección, brillantemente ilustrada además, es para lectores a partir de los 8 años concluiría que la idea no solo es extraordinaria sino excepcional.

Gadir Editorial ha pensando en esos locos bajitos y ha puesto a su disposición la colección El Bosque Viejo con grandes maestros de la literatura universal para todas las edades pero con la vista puesta en el público infantil y juvenil. El empeño arrancó con 'El secreto del Bosque Viejo', obra de Buzzati que da nombre a la colección, y ha continuado hasta Balzac y su 'Toni el descuidado', último título en llegar a las librerías.

"Nuestra colección de clásicos para todas las edades", explica Javier Santillán, responsable máximo de Gadir, "es singular por su composición, por su filosofía y aspira a serlo también por la calidad de su edición: siendo libros 'para niños' son ediciones muy cuidadas, que se quieren alejar de la idea de que los pequeños pueden descuidar los libros ya que pronto se tirarán. Queremos que los conserven, y que al cabo de los años los relean, porque también son para adultos. Y que entonces digan: 'A los 8 años leí poemas de Pessoa y leí a Leonardo da Vinci, a Zola, a Balzac y a Tolstoi; a los 10 a Goethe, a Chéjov y a Dostoievski y a los 12 a Gogol y a Dante Alighieri'".

Una colección que busca apasionar a los más pequeños en la lectura, y hacerlo de la mano de los más grandes escritores que ha dado la humanidad. Escritores que atesoran en sus escritos la magia de las palabras, su capacidad de hacer soñar, su poder de transportarnos donde solo las páginas de un libro pueden hacerlo.

"Buscamos textos de autores clásicos que los pequeños puedan leer y que también sean apreciados por los adultos. Dos ejemplos: 'El paraíso de los gatos', de Zola, es una divertida historia de gatos que a los niños les entretiene mucho, pero que los adultos podemos leer como una fábula que plantea grandes cuestiones vitales como la elección entre seguridad o libertad; o Las tres preguntas, de Tolstoi, un precioso cuento filosófico que recomiendo a todos los adultos y que es necesario que lean los pequeños, que lo entiendan a su manera, que luego nos lo expliquen y que podamos hablar con ellos de filosofía en términos que puedan comprender. ¿Hay algo más importante que enseñar a los niños qué prioridades han de tener en la vida? ¿Alguna forma mejor de hacerlo que con una historia muy divertida y de la mano de Tolstoi?", señala Santillán.

Gadir no para de buscar textos adecuados, desconocidos, divertidos, formativos y sorprendentes para su colección. "Es una labor que lleva mucho tiempo, a veces meses de búsqueda, pero que vale la pena", afirma su mentor. "También tratamos de contar con los mejores ilustradores, y creo que el resultado está siendo muy bueno. La ilustración ayuda a la lectura sobre todo cuando es un placer estético, para niños y para mayores, y queremos que además de acompañar al texto, lo enriquezca".

A Santillán le gustaría que esta colección fuera un estímulo a la lectura y destaca la ingente labor de los libreros que se están volcando con ella. Por ejemplo, el Club Kirico, formado por unas cien librerías de toda España dedicadas a la promoción de la lectura infantil y juvenil, está haciendo actualmente una campaña con 'El Bosque Viejo' para darla a conocer mejor a los niños y a los padres. "Creo que es una buena forma de animarles a visitar las librerías en busca de algo que se aleja de la literatura infantil más trillada pero que realmente vale la pena: que los niños conozcan a los clásicos, que conserven su relación con ellos, y que lo hagan a través de libros que quieran guardar para siempre".

Fuente: El Mundo