Cómo hacer que te gusten los helados y los libros



Te voy a explicar cómo pasamos de: en este país no se lee a: en este país estamos aprendiendo a leer.
El simple título de esta historia ya fue un problema para mí, pues es un fracaso programado pensar que existe una receta o serie de sugerencias para hacer de una persona una lectora.
A menudo lo que más nos enoja, seamos adultos o pequeños, es que nos exijan que hagamos las cosas “por nuestro propio bien”. ¿No es mejor acaso descubrirlas? Por ejemplo: si nos dicen que hagamos ejercicio para estar sanos, y luego vemos que los que nos dicen no hacen ejercicio, pero van quejándose de que estamos gordos y gordas porque nos falta ejercicio, algo está mal.
En el caso de la lectura es igual, pues dicen que en este país no se lee y yo me pregunto: ¿Será acaso mejor decir: en este país no hemos aprendido a leer?
Es como, por ejemplo, cuando preguntas si puedes comerte un helado y te dicen: ¡Nooo! Sería distinto si te responden: te voy a enseñar cuándo y cómo se come un helado. Esta segunda opción nos va preparando para recibir el conocimiento de algo que vamos a disfrutar.
Y, como hablando de helados, me dieron muchas ganas de echarme uno, te voy a explicar cómo pasamos de: en este país no se lee a: en este país estamos aprendiendo a leer.

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