PASE(E)N, una visita al pasillo (y vida) de Helena Santolaya


Hay multitud de espacios, espacios de tránsito, espacios urbanos, espacios domésticos, espacios públicos y espacios privados. En ocasiones, alguno de esos espacios se transforma en especial y simbólico y encontrarte con el. Un espacio singular, un espacio diferente, un espacio mágico. Este es el caso del espacio y exposición que hemos visitado: el pasillo de Helena Santolaya.

Presentar y definir a Helena Santolaya es una tarea dificil porque es tan conocida que no hace falta presentarla y definirla es complicado porque escapa a cualquier clasificación; es creadora, escritora, poeta, anfitriona, gestora, galerista, regentó dos de los bares más cool de la Zaragoza de cambio de siglo y, como ella misma dice, es “una artista de andar por casa”.

Y mucho ha andado por casa, por su casa, en concreto por el pasillo de su casa. Su pasillo, un espacio que transciende la mera función de tránsito y de comunicación de estancias para convertirse en un lugar simbólico, un lugar de celebración y un lugar de acumulación y exposición de objetos.

El pasillo de Helena es un lugar de encuentro social y cultural. Su largo pasillo doméstico ha albergado multitud de fiestas que Helena ha organizado de forma intencionada o casual. Por allí han desfilado amigos, artistas, escritores y toda una vida, la suya propia, en forma de cientos y cientos de objetos que ha ido acumulando y exponiendo en el. Ahora ha llegado el momento de abrir ese pasillo a más gente, de hacerlo público y que mejor forma que hacerlo en forma de exposición en la Sala Juana Francés de la Casa de la Mujer (Don Juan de Aragón, 2).



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