Hay que disponer del talento y los arrestos del ilustrador hispano-serbio Toni Fejzula Zecevic (Belgrado, 1980) para convertir en novela gráfica una obra como 'Patria'. Y además, asumiendo toda la responsabilidad: dibujo, color y guion. Él lo ha conseguido en año y medio (con el beneplácito pero sin la ayuda de Fernando Aramburu) y los resultados se verán en breve. La editorial Planeta tiene previsto publicar en noviembre la versión en cómic de un libro desgarrador que recrea los estragos del fanatismo etarra en dos mujeres, amigas del alma, a las que terminarán separando el dolor y el odio. Una perderá al marido y la otra lo celebrará. Es el nudo de una historia que abarca 646 páginas en su extensión original.
El formato ilustrado no superará las 265 páginas, costará alrededor de 35 euros y se espera que siga la estela de la novela. Un bestseller del que se han vendido más de un millón ejemplares. El listón está muy alto pero un profesional como Fejzula no tiene miedo escénico. Salta a la pista y actúa. Nada más. Desde 1993 vive en Barcelona, donde se licenció en Bellas Artes, y lleva casi 20 años en la palestra. ¿Sus puntos fuertes? La versatilidad y la inteligencia. No solo es un dibujante respetado en los mercados editoriales de Europa y Estados Unidos, que domina el arte de pintar ambientes y de plasmar la psicología de los personajes con un par de trazos. También es un lector voraz y muy exigente.
«¿Qué escritores me gustan? Los grandes, los grandes... Aquellos que saben hilar las imágenes de una forma distinta y compleja. Los que no se limitan a sumar una escena y otra, y otra, y otra. La literatura con mayúsculas no es nada previsible. Te sorprende. Nunca aburre. ¿Mis gustos? Hombre, pues, mira, me encantan Rulfo, Carpentier, García Márquez, Delibes, Tabucchi, Aramburu...», enumera Toni Fejzula, en conversación telefónica desde su casa de la Ciudad Condal. Allí tiene su centro de operaciones y trabaja a destajo. Empeñado en mejorar y ampliar su paleta expresiva. Así ha sido desde muy jovencito. Disciplinado y luchador. No le afecta la tartamudez para impartir clases de arte gráfico en la Escola Joso de Barcelona y le motiva «muchísimo» que las nuevas generaciones de dibujantes vengan pegando fuerte.
- No le falta espíritu deportivo, ¿eh?
- Ja, ja, me vendrá de familia. Mis padres eran jugadores de élite de balonmano. Mi madre en el ORK Beograd y mi padre en el Estrella Roja. Entre 1982 y 1985, mi padre jugó en el Barça. Y por cierto, también pinta muy bien.
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