Cristina Hombrados Laguarta (Huesca, 1983) descubrió los cómics cuando era pequeña y desde entonces ha vivido profundamente fascinada por las viñetas.
“Me atrae la narración que tienen, cómo te atrapan, cómo te envuelven,... Hay grandísimos dibujantes y guionistas, y muchos de ellos me enamoran”, asegura la oscense.
Debido a su profunda afición, Hombrados se ha especializado en el noveno arte y es muy común verla en mesas redondas, como la que modera este domingo (13 horas) en la Feria del Libro de Huesca, en la que participan los “comiqueros” Javier Marquina y Román López-Cabrera.
La situación actual del cómic es muy positiva, ya que “está viviendo una época dorada por la calidad de los títulos que se están publicando”, valora.
Además, en los últimos años los tebeos “han entrado en los colegios y universidades, y han recibido premios”, lo que confirma que por fin “están socialmente aceptados”, celebra.
El público se ha dado cuenta de que “es mucho más que un entretenimiento” y según datos del Ministerio, “el 10 % de los lectores lee cómics”, una cifra que crecería exponencialmente si tenemos en cuenta que “los datos no incluyen a la población de 0 a 14 años, que, por ejemplo, son muy aficionados al manga”, matiza.
Ahora bien, esta situación tan optimista no se traslada a la vida de los autores, que no es tan fantástica como las historias que crean, ya que muchos de ellos son también funcionarios, zapateros, peluqueros,...
“Hacer un cómic es una labor artesanal y un dibujante puede tardar un año o más en terminar una obra. Lamentablemente, la industria no está tan desarrollada para que estas personas puedan vivir exclusivamente de esto”, asevera.
Hombrados cuenta que en otoño se celebran casi todos los salones de cómic, por eso ahora “es cuando más novedades surgen, sobre todo este año teniendo en cuenta los retrasos que ha ocasionado la pandemia del coronavirus”, comenta.
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