Miguel Ángel Pérez Arteaga (Zaragoza, 1965), fundó con Teresa de la Cal el estudio de diseño Batidora de Ideas. Es ilustrador y escritor, analiza los procesos de creación y publica, con su socia, un libro de ceramistas en Hoaki Books
¿De dónde viene su pasión por el diseño y el arte?
Supongo que es algo que nace de manera natural e intuitiva. Suena raro, pero siempre he sentido atracción por la belleza y la encuentro en cualquier lugar, en los reflejos de los cristales en las aceras o en los restos de pegamento que quedan en las paredes de la ciudad cuando desaparecen los carteles. Algunos me entenderán perfectamente, pero para la mayoría seré como una especie de marciano.
¿Ha buscado razones?
Creo que tiene que ver con la curiosidad y con fijarse en los detalles. A mí me atraen los graffitis, el arte contemporáneo, la fotografía, pero también la tecnología, la arquitectura, el diseño industrial, la música o la educación. La escuela y los gobiernos deberían ayudar a mantener y potenciar estas habilidades, que tienen mucho que ver con la creatividad, pero trabajan con gran dedicación en la dirección contraria.
¿Qué quería hacer con Batidora de Ideas? ¿Cómo entiende el diseño, la elegancia, la belleza?
Mi trayectoria es un poco atípica. Todo me llevaba a estudiar Bellas Artes, pero comencé ingeniería y rápidamente pasé a estudiar Economía y me especialicé en Márquetin. En mi último año de carrera comencé a fijarme en unos carteles que aparecían por las calles. Eran los primeros diseños de Isidro Ferrer, usaba elementos muy potentes pero muy poéticos para comunicar. Más tarde, conocí a Teresa de La Cal...
¿Fue clave? Es su socia...
Sí. Acababa de establecerse como diseñadora tras pasar por el mundo de la publicidad. Teníamos los mismos referentes, la misma manera de entender el diseño, muy conceptual y minimalista, y las mismas limitaciones. Y creamos Batidora de Ideas.
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