Ian Gibson y Quique Palomo recrean en viñetas la vida de Dalí y reivindican su invención de la promoción en primera persona
El autobombo surrealista se ha salido del marco
Seguramente a Salvador Dalí, en su apetito voraz por destacar, le habría encantado verse convertido en protagonista de cómic. Cabe imaginar, en una de sus diarreas verbales surrealistas, cómo hubiera definido el trabajo que en este campo han hecho sobre él Ian Gibson y Quique Palomo. Sin duda lo habría promocionado como un hito reverencial ultramoderno o quizás, también para ayudar a su promoción al revés, hubiera organizado una quema pública de ejemplares a la manera de la Santa Inquisición, una pesadilla negra de nuestro pasado que se empeñó en reivindicar cuando quiso alinearse con el franquismo.
Gibson y Palomo, ahora que aparece La vida incombustible de Salvador Dalí (Planeta Cómic), están abiertos a todo tipo de posibles y teóricas reacciones en quien consideran radical y esencialmente imprevisible. También un genio que aplicó la autopromoción performativa, el autobombo a lo grande, algo que en este siglo XXI ha pasado del ámbito artístico al político. De una mera convención de payasada creativa consciente, ha pasado a convertirse en una vía para alcanzar el poder, como ha sabido entender Donald Trump.
Fuente: El Pais
Comentarios