Isidro Ferrer responde al "Libro de las preguntas" imposibles de Pablo Neruda.

FUENTE: H. de A., lunes 11 de dic. de 2006
ANTÓN CASTRO.

El artista aragonés ilustra el poemario póstumo del poeta chileno, en blanco y negro, para la editorial Media Vaca.
Pablo Neruda (1904-1973) representa el talento puro, la facilidad verbal, la riqueza de imágenes, el torrente imparable de la imaginación. Isidro Ferrer se reinventa a diario: tiene algo de mago del collage, de alquimista del trazo, de la forma, del volumen. De alguna manera, el poeta Pablo Neruda influyó en el artista y diseñador Isidro Ferrer. Y, como dice Herrín Hidalgo, Ferrer -premio Lazarillo en 1995, premio Nacional de Diseño en 2003 y premio Nacional de Ilustración Infantil en 2006- ha convertido Huesca y su estudio en su Isla Negra particular, en ese territorio de objetos y delirios donde todo es posible.
Poco antes de morir en 1973, Pablo Neruda ultimaba su "Libro de las preguntas", un volumen que arrancaba de ese ejercicio de libertad que se llamó "Estravagario" (1958); y que apareció en 1974 en la editorial Losada. Neruda partía de las "lunerías" y las atmósferas oníricas de su amigo García Lorca, de las "Greguerías" de Gómez de la Serna, también podríamos adivinar la huella de la "Chilindrinas" de Seral y Casas, de la frescura, la libertad y el arrebato de las vanguardias artísticas.
El poemario descansa en la fulgurante magia de las palabras, en la exaltación del ingenio, en la potencia de los acertijos. Escribe Neruda: "Dime, la rosa está desnuda//o sólo tiene ese vestido?". O: "Entra el Otoño legalmente// o es una estación clandestina?". O: "Qué pesan más en la cintura, //los dolores o los recuerdos?". Y a todo este mundo de preguntas sin respuesta, de incógnitas tanto poéticas como telúricas o metafísicas, le ha dado respuesta Isidro Ferrer con sus ilustraciones en blanco y negro para la prestigiosa editorial valenciana Media Vaca, de Vicente Ferrer.
En la nota epilogal, dice Herrín Hidalgo: En lugar de proponer respuestas imposibles a preguntas imposibles, Isidro Ferrer ha perseguido el imposible máximo, que es convertir un libro de poemas en un teatrillo a medio camino entre La Barraca de Lorca y el circo de Calder. Neruda hace el papel de Neruda y también el de Capitán del Submarino Amarillo; Isidro representa todos los demás papeles". La explicación es precisa: desde las primeras páginas, asoma un rostro de Neruda en un libro-retablo, y luego vemos multitud de figuras y de formas siempre en blanco y negro que sugieren el atractivo universo del creador chileno.
Isidro Ferrer construye y recoge objetos, alza volúmenes y los fotografía, y pone ante los ojos del lector barcos, sirenas, manos, laberintos, pulpos o ciudades, en un proyecto que concentra toda su poética y esa mirada que se extiende en todas las direcciones en buscade rotundas metáforas visuales.

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