Luis Grañena: «Con la caricatura se puede ser frío y distante, aunque parezca lo contrario»




«Ilustrar es dar forma a una idea, un concepto que se vuelca en una imagen de manera que se haga comprensible y digerible». Con estas sencillas palabras, Luis Grañena (Zaragoza, 1968), uno de los representantes del periodismo gráfico más reconocidos internacionalmente, resume una filosofía de trabajo que en él ha alcanzado la maestría gracias a su habilidad para la caricatura.

Cuatro trazos certeros y listo. Parece fácil.
Con el tiempo llega a ser algo automático, los rasgos se ven rápido, pero luego hay que pulir la primera impresión hasta dar en el clavo, lo cual no siempre se consigue, sobre todo si el tiempo es escaso. Y eso, trabajando para prensa, siempre ocurre. Intento que me pidan las caricaturas con un día por lo menos, pero en la mayoría de las ocasiones los periódicos solo me dan tres o cuatro horas. Lo peor es si en ese momento no estás fino. Entonces, las cosas no salen por mucho tiempo que tengas.

¿De dónde sacó ese sexto sentido para la caricatura?
No lo sé. Antecedentes artísticos familiares no tengo. La verdad, sí es una habilidad, pero he tenido que explotarla y entrenarme para mejorar. Las horas que uno dedica a algo se notan.

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