Nuevos viveros de lectores


“La industria del libro no está muerta, al contrario, tiene una gran oportunidad, pero necesita un cambio de modelo”. Óscar Tobías acaba de inaugurar hace poco más de un mes una nueva librería independiente, Cervantes y Compañía, en la calle de Malasaña y se muestra así de optimista cuando le preguntan si no le parece muy arriesgado montar un negocio como ese en plena recesión económica. “No se puede tener miedo, te impide ver las oportunidades”, asegura.
Este madrileño, procedente del mundo editorial, en el que trabajó durante 27 años, no se ha dejado amilanar por una crisis que parece engullir no solo el empleo de los españoles —nuestra tasa de paro roza el 25% y es la más alta de Europa—, sino también sus ganas de emprender proyectos.
A pesar de ser hombre de letras, no parecen intimidarle unas cifras con tendencia a la baja: la caída del 4,8% de la facturación de libros en Madrid en 2010; los 9,7 libros de media que los madrileños compraron en 2011, un punto menos que el año anterior, según datos de la asociación de editores de Madrid; y sobre todo, el número en aumento de librerías que han tenido que cerrar en los últimos años: La Clandestina, La Independiente, El Bandido Doblemente Armado, Democrazy… La lista es tristemente larga.
Tobías opina que hay que ofrecer algo nuevo a la gente. Reivindica la figura del librero como “selector” y aunque admite tener “de todo”, ha apostado por los libros de fondo más que por las novedades. También ha querido dar una relevancia especial al ensayo, presente incluso en la sección infantil, y a la novela gráfica. “Hay que buscar lo menos obvio”, resume.
Librería Cervantes y compañía, en Manuela Malasaña. / SANTI BURGOS
El dueño de Cervantes y Compañía es el último, pero no el único que se ha lanzado a esta aventura en plena crisis. Paloma y Antonio son una pareja de treintañeros que se negaron a sumarse a los más de 600.000 desempleados madrileños: “Nos quedamos los dos en el paro. Y esperar a que surgiera un trabajo con este panorama... Preferimos crearlo nosotros mismos”. Se decidieron por una librería-café. “Queríamos montar algo relacionado con la literatura, pero también teníamos que comer, así que hicimos esta fusión”.
Así nació el pasado mayo en Tres Peces, una callejuela del barrio de Lavapiés, La Infinito, un espacio donde no solo se venden libros nuevos y de segunda mano, sino donde también se organizan talleres de lectura, presentaciones, sesiones de cuentacuentos para niños, intercambios de idiomas, brunchsmusicales… La Infinito cuenta con un catálogo de fondo, centrado en la poesía, el ensayo, el teatro y los de ilustraciones y, de momento, sus ventas van “bien”, comenta Paloma, “sobre todo, las de segunda mano”.

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