"La sensualidad de Cuba inyecta pasión a mi novela"


 "El proceso de documentación de 'El sueño de las Antillas' (Grijalbo) fue muy laborioso, aunque a la vez fascinante. Leí infinidad de libros de historia, diarios de viajeros que fueron a Cuba justo a mediados de siglo, libros sobre cómo eran las construcciones en la Cuba del siglo XIX, artículos de historiadores cubanos… En la redacción, entre el borrador y las sucesivas revisiones, invertí alrededor de dos años escribiendo todas las tardes sin parar", confiesa Carmen Santos (nacida en Valencia en 1958, pero afincada en Zaragoza desde hace muchos años), que acaba de publicar su novela más ambiciosa.

-¿Qué le ha llevado a La Habana de 1859? ¿Cómo nació 'El sueño de las Antillas'?

Documentándome para otro trabajo encontré mucha información sobre los años centrales del siglo XIX en Cuba. Datos interesantísimos sobre el esplendor de la producción de azúcar en esa época, que proporcionaba a la isla una gran riqueza, concentrada, como suele ocurrir, en manos de la clase dominante: en este caso la aristocracia del azúcar, la llamada sacarocracia. También descubrí que, desde el punto de vista político, Cuba era un verdadero polvorín a punto de estallar, en el que se mezclaban los movimientos políticos por la abolición de la esclavitud con varias corrientes por separarse de España. Si a todo esto sumamos los fuertes contrastes sociales que había en la isla por entonces y mi fascinación de toda la vida por Cuba, tenemos el marco ideal en el que situar una novela de corte decimonónico con grandes pasiones, traiciones, poder, venganza...

-¿Por qué una novela histórica, con atmósfera sentimental, casi de folletón a la manera de Dumas?

No me gusta encasillarme en un determinado género y creo que tanto en la vida como en la literatura hay que plantearse de vez en cuando nuevos retos. El mío en este caso fue escribir una historia a la manera de los novelistas del siglo XIX (a los que admiro profundamente y considero los maestros de la novela) y situarla en una época histórica tan fascinante como fueron los años centrales del siglo XIX en Cuba.

-¿Qué quería contar: la historia de una mujer como Valentina, la crónica de una época, la aventura de la independencia de la isla...?

Las tres cosas. Quería contar la historia de una joven que enviuda en un bergantín con rumbo a Cuba y se ve en la isla sola, sin dinero y sin trabajo, pero lejos de hundirse, se convierte con el tiempo y todo lo que le va ocurriendo en una mujer de armas tomar. Pero también quería reflejar los hechos históricos y las condiciones sociales de la época, ya que el ambiente político y social influye en el carácter y el modo de actuar de los personajes, del mismo modo en que la crisis económica que vivimos ahora condiciona nuestra forma de vivir y de ver las cosas. 

-Vayamos con Valentina. ¿Cómo quería que fuese?

Aunque esta novela sea más coral que mis libros anteriores, quería que el personaje central fuera una mujer fuerte y luchadora. Una joven del siglo XIX, educada para someterse al marido, darle muchos hijos y criarlos; a causa de las vicisitudes que le toca vivir, va descubriendo su propia fuerza e inteligencia y acaba siendo una mujer de armas tomar y muy adelantada a su época.

-¿Cómo es ese proceso en que Valentina pasa a ser Calipso y luego Galatea?

No quiero desvelar demasiadas cosas. Diré que Calipso es el nombre que le pone a Valentina la madame del burdel habanero en el que se ve obligada a ganarse la vida, ya que encontrar un trabajo honrado en la colonia era muy difícil para una mujer sola. Cómo se convierte Calipso en Galatea… eso quizá preferirán descubrirlo los lectores...

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