Discurso de Isol - Alma Lindgren Memorial Award 2013


Damas y caballeros, queridos amigos, porque si aman los libros los considero mis amigos cercanos. Me siento profundamente honrada por recibir este maravilloso regalo. En mi escaso inglés me gustaría agradecer a todos los miembros del jurado por darle tal reconocimiento a mi trabajo aun viniendo de un país lejano, por hacer que otros lo conozcan, por disfrutarlo. 

Me da gusto de que este premio le dé importancia a quienes piensan en la ilustración como un lenguaje rico y profundo, uno con voz propia. En los libros álbum podemos contar muchas cosas a través de los colores, las líneas y las formas, lo que, a su vez, permite respirar al texto con una nueva libertad. Lamentablemente conforme crecemos perdemos contacto con la expresión con imágenes, aun cuando todos fuimos expertos cuando éramos niños. No creo que deba limitar mi imaginación solo porque se trata de un libro para niños, ¡al contrario! 

¿Qué lector puede ser más demandante que un niño? Los niños tienen muchas cosas por descubrir y yo tengo que estar a su altura para satisfacer su enorme capacidad de ser curiosos. Me inspiro de lo que es salvaje, de lo que es ridículo, de la independencia cultural de la que disfrutan los niños. Ellos están más allá de toda convención, se preguntan todo tipo de cosas todo el tiempo, es por estos que los escojo como mis personajes principales. Los puntos de vista de un artista y un niño tienen muchas cosas en común. Una vez escuché que un artista es un niño que sobrevivió. 

No me gustan los libros que tartan de decirme qué pensar, y me parece muy irrespetuoso que los padres busquen fijar las interpretaciones en una sola. Lo que es realmente inspirador de los libros es el hecho de que puedas descubrir algo sobre ti mismo, algo muy personal, a través de algo creado por alguien más. Eso es lo que me ha pasado a mí con los libros que más amo, aquellos que compartieron su poder conmigo. Este es un momento muy emotivo para mí. Hoy siento que mis libros los conmovieron, que fueron amados. Creo que detrás de este premio hay mucho amor, amor por los libros, por los niños y los grandes, por el arte y por la vida, el mismo amor y valor que Astrid Lindgren mostró. 

Si somos honestos con otros, si exponemos nuestra propia piel en cada trabajo, estamos preparando nuestra humilde casa para una fiesta, y abrimos nuestra puerta esperando que el lector venga y nos visite. Y esperamos que le guste lo que hemos preparado para él, y si tenemos tanta suerte seremos parte de una alegre relación, impredecible, real e intangible. Pero ustedes, con este fantástico premio, la hacen visible, promueven y valoran esta impredecible relación para que siga floreciendo, están diciendo que hacer libros para niños es algo valioso, tan valioso que merecemos ganar dinero por nuestro trabajo. 

En un mundo gobernado por otros valores que definen lo que es exitoso o competente en el mercado, el ALMA es una decisión firme y trascendente. No me parece una coincidencia que en mi idioma, el español, ALMA se escriba igual que alma. El hecho de estar aquí viviendo un sueño que me parecía imposible me hace acordarme de una canción que canto a veces. Se llama Youkali y la compuso Kurt Weill. Habla de una isla en el fin del mundo donde todos nuestros deseos se vuelven realidad, donde los amores perdidos pueden ser recuperados, donde viven la esperanza y la humanidad. 

La canción acaba diciendo que Youkali es una fantasía, pero aquellos que amamos la literatura sabemos que en ocasiones algunas fantasías nos llevan a descubrir grandes realidades. Y que los libros son muy buenos barcos para llegar a lugares como aquella isla, la cual hoy se parece a Estocolmo en primavera.

¡Felicidades, Isol!

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