Atrás quedó la idea de que el ilustrador es el tipo que dibuja. Hoy se valora su punto de vista, su estética, la manera de conceptualizar y desarrollar las ideas. Hace ya un tiempo que esta faena marcó un punto de despegue, “yo diría que hace unos 10 años, aproximadamente, cuando se levantó el colectivo Siete Rayas, que marcó un ‘antes y un después’ de la ilustración en Chile. Ahí aparecieron Paloma Valdivia, Alex Pelayo, Francisco Javier Olea, Alberto Montt, Raquel Echenique, Bernardita Ojeda, Carmen Cardemil y Loreto Corvalán. Además, se marcó una tendencia cuando las revistas y suplementos de diario empezaron a utilizar y encargar ilustraciones, como la Revista Ya, la del Sábado, la Paula, Qué Pasa, entre otras importantes. No es que no haya habido ilustradores en Chile, pero era un rubro menos explorado antes de estos hitos y solían venir desde la publicidad”, afirma Jennifer King, directora de Cofín Ediciones y profesora de la Universidad Diego Portales.
Pero si miramos más atrás, la ilustración chilena tiene una base sólida, con una importante y rica historia, en la que diversos talentos como Pepo, Coré o María Elena Poirier sentaron las bases de un imaginario nutrido de elementos plásticos. De esta fuente se alimenta el grupo Siete Rayas, quienes retoman la tradición y la proyectan hacia el público, “marcando un importante precedente para la generación actual de ilustradores que desde hace dos o tres años está trabajando con mucha seriedad en buscar sus propios estilos y voces”, comenta María Isabel Molina, directora de Plop! Galería.
Estilos y voces en nuevas manos donde podemos encontrar dos corrientes que vienen de escuelas diferentes. “Están los ilustradores que provienen de las artes visuales y aquellos con formación de diseñadores. A grandes rasgos estos grupos trabajan el color, espacio y composición de maneras distintas, lo que, sumado a los lenguajes individuales, provee de una interesante diversidad al mundo de la ilustración chilena. En el primer grupo destacan autores como Isabel Hojas, Virginia Herrera y Margarita Valdés. Entre los segundos hay autores como Pati Aguilera, Paloma Valdivia y Alfredo Cáceres”, afirma María Isabel.
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