¿Qué dicen los editores?


El mundo necesita gente valiente. Gente como Ana Cañellas y Paco Goyanes, que han sido, además, soñadores, apasionados y, por qué no, sabios. Hace treinta años dirigen Cálamo, una librería en Zaragoza, que ha sido catalogada como una de las mejores del mundo. Pero además de esa labor titánica, no descansan en su empeño, en su cruzada, por darles a los editores y a los libreros el lugar que se merecen en el mundo editorial.

Es por esto que Cañellas y Goyanes crearon Talento editorial, un encuentro que se lleva a cabo durante el Hay Festival, y en el que participan 25 profesionales de ocho países, dentro de los que están editores como Déborah Holtz (de Trilce, en México) o el legendario Jacobo Siruela, que comparten espacio con pequeñas editoriales y librerías del mundo hispanoamericano.


“La idea del Hay es poner en valor los diferentes oficios del libro que hacen posible que una obra y un autor lleguen al público –explica Goyanes–. Talento editorial reúne a editores y libreros que por una razón u otra destacan dentro de sus respectivos trabajos. Queremos que su labor pueda servir de ejemplo y acicate a las nuevas generaciones que quieran dedicarse al libro de manera profesional”.


Y ahí es justamente donde enfrentan una tarea enorme. Los retos del mundo editorial son, por supuesto, cada vez mayores. La competencia con lo digital, la autoedición y la autodistribución son algunos de los retos que enfrentan, pero ellos piensan que el oficio de libreros y editores sigue siendo indispensable y no tiene por qué desaparecer. Por un lado, según explica Goyanes, “las librerías son parte fundamental del entramado cultural de una sociedad. Los buenos libreros resisten siendo muy profesionales, acentuando su capacidad de consejo y prescripción y convirtiendo sus negocios en espacios llenos de vida y actividad cultural y social”. Al respecto de los editores, según Paco Goyanes, una buena obra debe estar bien editada independientemente de su soporte físico: “Necesitamos editores de confianza que en papel o digital nos ‘digan’ si una obra merece la pena o no. Nunca serán infalibles, evidentemente, pero sí más que la mera casualidad”.


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