La moda del cómic

Lo ha detectado más de un editor. «En el extranjero se nota una tendencia de muchas editoriales literarias y generalistas que crean su propio sello de novela gráfica», revela Sigrid Kraus, de Salamandra. «Gallimard, Jonathan Cape, Suhrkamp...», apunta Enrique Redel, de Impedimenta, quien resume el sentir de pequeñas y medianas editoriales independientes como la suya, de cuidados títulos literarios, que este año se lanzan muy en serio a la aventura de la viñeta: «No es una maniobra oportunista en un momento en que la novela gráfica es de los pocos géneros cuyas ventas se mantienen o suben, sino de un interés genuino y legítimo por el cómic».

Impedimenta, que estrenó en el 2013 la colección El chico amarillo, ha decidido potenciarla de tal manera que el cómic significará ahora casi una cuarta parte de su catálogo; Salamandra protagoniza una fuerte apuesta con un sello específico de novela gráfica con 14 títulos al año, y Principal de los Libros y Nórdica abren sendas colecciones.

Kraus, que opina que este interés creciente de editoriales no especializadas «puede ayudar a dar más visibilidad al cómic y a que esté aún más presente en librerías generalistas», para capitanear Salamandra Graphic ha fichado a Catalina Mejía, quien ha importado «el espíritu» y la línea de «cómic de autor» que desarrolló hasta hace poco en Sins Entido (ahora en situación difícil por la crisis), y de la que también hereda el Premio Fnac, reeditandoUn médico novato, de Sento Llobell, y publicando el nuevo, ganado por Antonio Hitos (Inercia). Los primeros títulos, en marzo, seránCome prima, de Alfred (premio en Angulema); La entrevista, de Manuele Fior, y la segunda parte de A comer y a beber, de Guillaume Long. Y en mayo, seguirá la artillería cara al Salón del Cómic de Barcelona, donde tendrán estand propio, con Cuadernos rusos, de Igort, sobre el asesinato de la periodista Anna Politkovskaya, y Cosmicómic.


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