Antonio López y Víctor Erice, dos maestros de la observación


Un encargo abortado de TVE unió a Antonio López y a Víctor Erice a principios de los noventa. La cadena de televisión tenía pensado producir una serie de cortometrajes de cineastas sobre pintores, en la que el autor de El espíritu de la colmena (1973) iba a retratar al pintor hiperrealista con una pieza que se titularía La terraza de Lucio, pero al final la cosa quedó en agua de borrajas. No obstante, aquel proyercto truncado sirvió para poner en contacto a dos de nuestros más grandes artistas y meses después, de un modo casi improvisado,“de un martes para un viernes”, recuerda Erice, brotó un delicado y dulce fruto: El sol del membrillo (1992). Veintidós años después, la Fundación Canal sentó ayer tarde a ambos creadores para charlar sobre su manera de entender el arte, en una conversación conducida por la periodista Pepa Fernández (No es un día cualquiera, RNE) ante 250 asistentes.

La memorable película narraba el anhelo de Antonio López por inmortalizar el membrillero de su jardín, bañado por la dorada y esquiva luz del sol otoñal. La película introduce elementos de ficción, pero se enmarca, ocupando la cima, en el género del documental de observación. Es Erice observando a López observar el árbol, y el espectador, como apuntó Fernández, observando a ambos. Este “arte de observar” fue el eje del coloquio, al que daba título dentro de la serie Encuentros a conciencia de la fundación.


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