El ilustrador Óscar Sanmartín: “Las cosas que no están ligeramente mal no tienen encanto”


Quien supere los 30 años de edad y conozca los orígenes de la escena musical independiente nacional es posible que le suene el nombre de Óscar Sanmartín. Este artista zaragozano es el autor de las portadas de los discos de El Niño Gusano, uno de los grupos de pop psicodélico más destacados de aquella hornada de bandas que surgieron durante la década de los 90. Aunque, evidentemente, la trayectoria de Óscar Sanmartín no sólo se centra en el grupo maño, disuelto a finales de aquella década. No en vano, durante los últimos años ha trabajado en proyectos relacionados con la televisión, el arte, la escenografía y la publicidad, aunque después de pasar por todo ello ha decidido centrarse en la ilustración. “Siempre me ha gustado. De pequeño me encantaban los libros. Lo que me interesaba principalmente era la ciencia ficción y la literatura fantástica”, recuerda. Aún así, su relación con El Niño Gusano permanece activa, ya que en la actualidad dibuja algunos personajes e imágenes que aparecen en sus canciones para un librito incluido en un recopilatorio con los singles del grupo que será publicado a finales de este año a través de la discográfica Grabaciones en el mar.
¿Cuáles son tus principales referentes a la hora de llevar a cabo tus obras?
El Vizconde  de la Morcilla. Ilustración perteneciente a un calendario de carnaval.
Ilustración de un personaje del carnaval zaragozano.
Cuando empezaba pretendía ser original, pero tengo muchos referentes. Yo vengo del arte fantástico de los 80, son cosas olvidabas que ahora están siendo rescatadas cuando anteriormente se consideraban de mal gusto. Algunos de mis artistas referentes son Syd Mead -diseñador de varios aspectos de películas como Blade Runner y Aliens-; la pintura flamenca, por ejemplo Alberto Durero; Vaughan Oliver -responsable de las carpetas de discos del sello 4AD-; el ilustrador inglés Dave Mackean o el fotógrafo Joel-Peter Witkin.
Tus dibujos tienen multitud de detalles y son -o al menos rozan- la perfección. ¿Cómo lo consigues? ¿Es cuestión de talento?
Llevo muchos años pintando y dibujando, pero he aprendido que las cosas que no están ligeramente mal no tienen encanto. Los detalles en mis dibujos es debido a mi gusto por el grabado antiguo y la pintura medieval. Quizá también porque vengo de una época en la que se llevaba el gesto. Fue como una reacción frente a las tendencias. En la actualidad es más fácil que un ilustrador exponga. Antes, a finales de los 80 y principios de los 90, no estaba de moda ser clásico. Se vendían obras de Tàpies o se hacían cosas en vídeo. Si realizabas técnicas tradicionales te trataban de ilustrador.

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