Entrevista al ilustrador Puño: "Hay censura en todos los niveles, hasta en libros infantiles"


David Peña tiene 37 años y enseña en el IED Madrid. Y además realiza portadas editoriales y proyectos publicitarios que firma como Puño. El madrileño se define como "amigo y esteta" y se muestra ilusionado por el momento que vive su gremio.
Este ilustrador polifacético, profesor y comisario de exposición está inmerso, como todas las primaveras, en la organización de Ilustres 2015, un ciclo de conferencias y actividades centradas en la ilustración y el diseño en el IED Madrid.
¿Qué podemos esperar de estas jornadas?
De Ilustres se puede esperar un encuentro. Los ilustradores necesitamos de encuentros porque vivimos aislados, somos gente poco sociable.
El contenido es diferente a lo que se suele hacer en muchos encuentros de ilustración, con invitados de entre 30 y 50 años que imparten un taller. Intentamos ofrecer una faceta más innovadora, vanguardista, autores diferentes, especiales, con algo diferente que contar. Y todos tienen en común que se va a hablar de ellos en los próximos años.
Los de 2015 son un buen ejemplo. Amanda es una artista muy joven que vive en Portugal y ha llamado la atención a nivel internacional con lo que ella denominamultiversos: cómics que alteran el orden de lectura, viñetas dentro de viñetas, historias concéntricas y diferentes.
Antonio es un ilustrador digital muy minimalista, aunque lo que se lleva en los últimos 10 o 15 años es muy pictorialista, muy recargado. Sólo tienes que fijarte en quién lo está petando: ilustradores decorativos como Paula Bonet, un concepto muy tradicional, acuarelas, lápiz, etc. Antonio experimenta con formatos editoriales, especialmente en el infantil, que no es nada fácil. Todas sus publicaciones tienen algo completamente nuevo.
Hits with Tits son la nota diferente este año: una periodista musical y una ilustradora que se dedican a buscar mujeres de ambos ámbitos para darles visibilidad.
¿Somos buenos los españoles en ilustración y diseño?
Muy buenos. Otra cosa es que se les dé valor. Si lo piensas, en otros países hay una gran inversión privada y pública, porque es evidente que, si esto no se financia con algún ente paternalista, los artistas por sí mismos no van a llegar a ningún lado. Aquí se hacen cosas muy buenas, pero no se aprecian. Veo gente como Joan Cornellà, que consiguió un millón y medio de seguidores en Facebook en dos meses; en cualquier otro país, un tío con dinero habría dicho: "Este pavo, aquí, a currar, ya”. Eso en España no ocurre, no se ven las posibilidades de monetizar todo eso.
En este país nunca han interesado el arte y la cultura. Principalmente porque si consigues convencer a todos de que algo no vale, te lo harán gratis. A mí, que soy un tipo de renombre, me pueden ofrecer unos 2.500 euros por ilustrar un libro infantil; un amigo acaba de hacer uno para EEUU y le han dado 30.000 pavos de anticipo. Y luego está el tema de que el fascismo triunfó. Aquí ha habido censura, represión, control estatal, aislamiento internacional… Cuánto más tienes a la gente en un entorno controlado, más fácil es que la gente siga votando a estos cabrones.




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