Carla Berrocal: Cuestión de actitud

Durante mis años como profesora de ilustración y cómic, uno de los errores más frecuentes con los que me encuentro en clase no está en los dibujos, si no en las actitudes de los alumnos. Es frecuente encontrar quienes creen que lo saben todo, también a monologuistas de su trabajo o alumnos que quieren que les expliques sólo los que a ellos les gusta... por poner solo unos pocos ejemplos.
También me encuentro con alumnos que tienen talento, pero no persisten, por lo que alguien en un principio más mediocre acaba sobresaliendo por su esfuerzo. Lo reconozco, siento mucha simpatía por estos machacas, no puedo evitar sentirme identificada con ellos.  No me considero una persona talentosa, pero si trabajadora.
Me gustaría dedicarles unas palabras a todos esos estudiantes que empiezan su carrera, por si algo de esto les sirve. Igual es directo, pero creo que es útil y puede ayudarles. Ahí va:
No seas idiota. No eres el mejor. No eres un genio. Probablemente hay cien mil personas con más talento que tú. Eres joven, puedes saber dibujar, pero el camino se hace paso a paso y tú sólo acabas de empezar.
No seas soberbio. No desprecies nada. Eso sólo te cerrará puertas. Aprende de todo. Trabaja tus inseguridades, aprende a hacer autocrítica, valora los consejos, no las personas. Pregúntate si lo estás haciendo bien y si no es así, trabaja. Trabaja. Trabaja. Y trabaja.
No te pongas metas altas. No dibujes para ser el mejor. No funciona, te lo digo por experiencia. Solo te generará frustración, stress y presión, por lo que dibujarás peor. Sin embargo si dibujas para pasártelo bien, serás el mejor.
No seas egocéntrico, ten autoconfianza. El egocentrismo es una inseguridad personal, la autoconfianza surge desde el equilibrio. No tienes nada que demostrar. Bueno, sí. Demuéstrate a ti mismo que vales, que peleas y que luchas por mejorar. Por nadie más. Nadie quiere escuchar lo bueno que eres, sólo queremos verlo.
Sé trabajador. Sé persistente. Cuando alguien quiere algo, tiene que ir a buscarlo. No te duermas en los laureles. Piensa que puede haber un chino (¡con lo currantes que son!) que te de mil vueltas y encima, trabaje muchas más horas que tú… ¡así que empieza ya!

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