Algunas mentiras de la ilustración

Hace unos días realicé una convocatoria popular a través de mi twitter para ver qué tema podía tratar en el siguiente artículo. Por votación popular salió el que hoy nos ocupa, así que he intentado reunir algunas de esas mentiras (o al menos las más habituales) y comentarlas.
  • “De la ilustración se vive bien”
Bueno, esto es una mentira muy gorda. La gran mayoría de los ilustradores nos mantenemos y algunos meses simplemente “sobrevivimos”. Lo hacemos acumulando trabajos realizados en meses de bonanza, para subsistir cuando no sale nada. También hay que tener en cuenta que los gastos de autónomos e impuestos nos suelen asfixiar económicamente, por lo que no nos solemos dar de alta todos los meses. Lo normal es acumular facturas para poder facturar los meses buenos y minimizar los gastos.
  • “Sois unos muertos de hambre”
Tampoco. Los ilustradores en general somos bastante afortunados de poder “vivir” de lo que nos gusta. Es cierto que no nos solemos dar grandes lujos, pero llevamos una vida totalmente autosuficiente.
  • “Aprender a dibujar es muy fácil”
Se tiende a pensar que las bellas artes o cualquier estudio relacionado, ya sean o no autodidactas, son fáciles y no requieren de una excesiva preparación. Esto es mentira.
Las bellas artes son similares a la ingeniería o cualquier carrera de ciencias. Puede que al lector general, el que no esta familiarizado con el arte, esta comparación le suene exagerada, pero es verdadera. Para aprender a dibujar es necesario aprender anatomía, la ciencia de los músculos y los huesos, además de las proporciones humanas, perspectiva, color, pesos visuales y conceptualización.
Los oficios artísticos, al igual que otras carreras consideradas más “difíciles” como las ingenierías, presentan dificultades y problemas. Sus estudiantes demuestran capacidades asombrosas como la sensación espacial, la capacidad de sintetizar la realidad o la ciencia del color, por poner sólo unos ejemplos. Al contrario que las ciencias, el resultado de estos estudios es gráfico y accesible a todos, por lo que es capaz de ser interpretado y asimilado por todo el mundo. Eso, tiene sus inconvenientes, el peor de ellos es que puedes ser criticado por cualquier no profesional.
A nadie se le ocurre discutir la capacidad de Hawking para la física, sin embargo todo el mundo opina sobre los cuadros de Velázquez. La estetización se ha “democratizado” en el peor sentido de la palabra. No se da valor social a la persona creativa.
  • “Es un trabajo fácil”
Normalmente un ilustrador se pasa cerca de unas 8 horas, a veces incluso más, sentado en una mesa dibujando. No sobrevive por inspiración artística, si no por trabajo puro y duro. Los profesionales del dibujo son sacrificados y constantes. Dedican muchas horas al día a cultivar ideas, pero también a trabajarlas. Las mismas horas que un oficinista, un médico o un carnicero. El artista es un obrero también.

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