Así me hice ilustrador; Jimmy Liao

Yo tenía la vaga idea de ser ilustrador.
De pronto, un buen día, me entraron ganas de hacer ilustraciones, me pareció que dibujar cuatro garabatos con un texto ininteligible sería genial.
Al rato, sentí el deseo de compartir con los demás mis dibujos y mis textos, ansiando, por supuesto, suscitar su admiración.
Al cabo de poco, pensé: «¡Vaya! Al final estoy dibujando de veras».
En un pispás, hice un montón de dibujos, y me entró el vano deseo de que la gente los viera, que se publicaran, pero no sabía muy bien cómo lograrlo. Quizá por algún oscuro designio de la providencia, a una colega del trabajo, buena amiga, entusiasta e impulsiva, le gustaron muchísimo mis creaciones. Sabía cuál era mi deseo y comprendía mis reservas. Un día, tomó prestado mi cuaderno de dibujos y se lo llevó en mi nombre, sin tener allí contacto alguno, a la editorial Crown Publishing, de Hong Kong, para ofrecerles mis servicios. Al poco, recibí una carta del director de la revista de la editorial invitándome a enviarles una ilustración, y yo, pobre de mí, no pude negarme. Y este fue el simple y maravilloso principio de mi carrera como ilustrador.
Poco a poco, dibujar pasó para mí de afición a profesión, de un pasatiempo a mi ocupación principal. De aficionado, me convertí en profesional, y como artista, dejé de mostrarme despreocupado como un niño para ser cada vez más exigente y aburrido, como un viejo cascarrabias.
Gracias a la Escuela de Arte de Zaragoza por el enlace :)


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