Charlamos con la ilustradora y diseñadora gráfica Candela Ferrández

42 años. Nació en Zaragoza aunque está afincada en Barcelona. Se define como tenaz y persistente, feliz cuando está en la montaña o en un parque con su perrita Trufa, o en casa leyendo un buen libro.

De pequeña ya le gustaba dibujar y quería ser pintora, como su tía Carmen Faci. Ilustradora vocacional, estudió Bellas Artes en la Universidad de Salamanca.

Candela Ferrández ha conseguido hacerse un hueco innegable en el mundo de la ilustración infantil y juvenil gracias a haber creado un estilo personal e identificable que rebosa energía y frescura.

Ha publicado libros infantiles y juveniles, entre los que destacan “Minus Lupus“, una historia muy divertida de Anne Loyer en la que una caperucita contemporánea atemoriza al hijo del lobo, “Demain on part su Mars“, una obra en la que se explica a los niños un montón de cosas sobre la aventura espacial y “Cole de Locos“, una colección de 6 volúmenes escrita por Dashiel Fernández que cuenta las travesuras de cinco amigos y transmite valores como la amistad, el valor y el deseo de aventuras.


Cuéntanos a qué te dedicas en la actualidad, cuáles son tus frentes abiertos ahora mismo

Acabo de terminar un libro-juego para Penguin Random House USA, con un montón de actividades para que los niños aprendan sobre los 50 estados de Estados Unidos. Ojalá este proyecto me abra camino allí, ya que es un mercado enorme y muy interesante.

¿Cuándo empezaste a dibujar?

Desde siempre. De pequeña ya dibujaba y quería ser pintora, como mi tía Carmen Faci, que pintaba unos cuadros maravillosos y con un gran manejo del color. Siempre he estado en contacto con el mundo del arte y me ha gustado mucho leer, así que ilustrar libros me pareció la mejor opción profesional, aunque abrirse camino en este sector no es nada fácil.

¿Siempre tuviste claro que querías dedicarte a la ilustración?

Estudié Bellas Artes en la Universidad de Salamanca, porque me encantaba dibujar y pintar, pero no tenía muy claro cuál podía ser mi salida profesional. Al acabar la carrera hice un curso específico de ilustración en la escuela EINA de Barcelona y vi claro que eso era lo mío.

¿Cuáles fueron tus primeros pasos como ilustradora?

Empecé como ilustradora en España. Es un trabajo inestable y para lograr vivir de esto te lo tienes que plantear como una carrera de fondo, aceptando que la precariedad te va acompañar durante un tiempo incierto.

Por eso estoy muy agradecida a las editoras de Montena, que confiaron en mí para la serie Marta la rara y otros libros juveniles. Fueron los primeros trabajos que me dieron visibilidad y a raíz de ellos empecé a tener más encargos.

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