Begoña Oro: «Los niños que no quieren leer seguramente es porque no pueden leer o porque les cuesta mucho»
Begoña Oro nació en Zaragoza y de pequeña soñaba con ser directora de orquesta. Dice que empezó tarde a escribir libros pero en estos años hay más de setecientos registrados bajo su nombre en el ISBN. En 2024 ha sido reconocida con el Premio Cervantes Chico, que reconoce su trayectoria en la literatura infantil y juvenil. En muchas clases tienen como miembro más preciado un peluche de Troti, un «unicornio siberiano» que salió de su imaginación. Nos recibe en la librería Muga de Madrid después de tener un encuentro con sus lectores en el que ha habido tiempo para la magia, para la poesía y para aprender esas cosas importantísimas en la vida, como decir que NO.
El día 23 de enero dio el salto a la literatura para adultos con Zapatos nuevos y sopa de almendras, un libro que le pidió su hijo y que ha estado cocinando a fuego lento durante varios años.
¿Qué estás leyendo ahora?
Acabé ayer Tiempo de cerezas de Montserrat Roig. Es muy bonito pero es perturbador. Me gustan los libros perturbadores. Me lo regaló Ana Campoy, que acaba de publicar El paracaidista, que es un novelón maravilloso entre Lorca y Ana María Matute. Soy muy caótica, tengo como ochenta libros a medias. También estoy leyendo de infantil Los Klintaventureros, de Beatriz Giménez de Ory y Paloma González Rubio. Además estoy releyendo en audiolibro de Orgullo y prejuicio porque en un par de semanas me voy a Bath y estamos austenizándonos. Tengo muchas esperanzas puestas en el museo de Jane Austen, y en su tienda.
¿Y lees más infantil o de mayores?
Leo de los dos. Pero de forma distinta. Compro ambos, porque lo considero también, además de placer, trabajo. Bajo a la librería del pueblo, aprovecho para ver las novedades y compro las que más me gustan. Aprendo de los libros buenos y de los malos. De los libros horribles se puede aprender mucho también.
¿Los sufres?
Los sufres un poco, sí, pero me lo tomo como aprendizaje, no lo doy por tiempo perdido.
Antes de leer un libro, ¿te informas? ¿Te dejas guiar por lo que te dice alguien o por la portada?
No sé dejarme llevar nada por la cubierta, a mí me gusta ir a una librería de confianza. Suelo ir a la librería La Guarida donde hacen un trabajo de selección, es como una editora sobre los editores, y sé que lo que me va poniendo en la mesa de novedades me va a gustar a mí. Conozco a la librera y coincidimos en los gustos. No soy una compradora de impulso.
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